Teoría I
SUPERMODERNISMO
En la actualidad podemos
analizar antes que en el pasado la influencia de las tendencias de la
arquitectura internacional en nuestro medio y discutir sobre múltiples aspectos
que hacen a la relación entre teoría y práctica, entre los enunciados y la
realidad que surge de la intervención de los arquitectos en el medio urbano
contemporáneo de nuestro país.
El libro de Hans Ibelings, editado en 1998,
pone
en el tapete la presencia de una reciente arquitectura distinta de sus
anteriores referentes: el posmodernismo y el deconstructivismo. Vinculada al fenómeno
de la globalización, esta arquitectura se plantea como una arquitectura neutra,
que no busca “ significar” o emitir mensajes, que no considera al entorno
como determinante , ni tampoco se basa en analogías
filosóficas o metáforas de cualquier orden.
Analizar este documento nos parece importante al ver las
diferentes propuestas de arquitectura en los talleres de la Facultad.
Toda era tiene sus propios temas, símbolos y
significados
La globalización parece monopolizar
hoy la opinión pública.
Es un fenómeno tan abstracto y efímero que parece
cubrir todo el espectro de la realidad.
Algunos piensan que gran partir de lo que sucede hoy es causa o efecto de la
globalización.
Su asociación con tantos fenómenos limita su
capacidad para explicar situaciones concretas.
La multiplicidad de aspectos vinculados a ella
parecen confirmar la como tema dominante de la década.
La globalización se ha convertido en un tema cuya
repercusión sólo iguala la ecología.
Después de la posmodernidad y la aparición fugaz
del deconstructivismo aparece una nueva arquitectura para la cual contexto,
lugar e identidad han perdido su significado.
Un sin numero de arquitectos se han dispuesto a
contemplar el mundo como si fuera su propia casa.
POSMODERNISMO
La últimas décadas han sido dominadas por el posmodernismo.(70´s y 80´s)
Era un rechazo al modernismo y a los conceptos de creencia en el progreso y la fe en la razón.
El modernismo se veia como visualmente empobrecedor, tecnocrático, a gran escala e indiferente a la gente y al entorno.
El posmodernismo se ve como un estilo historizante de inspiración clásica embellecido profusamentre con motivos figurativos y ornamentos simbólicos de fácil comprensión.
Según Jenks, los posmodernos echaron en cara dos objeciones contundentes a los modernos: escasez de facultades comunicativas y falta de memoria.
La tesis fundamental de Jenks es que la arquitectura puede construirse como un sistema lingüístico. Todo podía ser interpretado como comunicación no verbal.
La critica de Jenks: incapacidad de los arquitectos para hablar ese lenguaje no verbal y procurar significados relacionados con el sentido del edificio mismo.
La arquitectura moderna se calificaba como inexpresiva y plana, ajena a la complejidad y las contradicciones.
Si bien la lectura semiótica no ha aportado duraderamente a la crítica y a la historia arquitectónica, ha permanecido la idea de que cada edificio es “portador de significado”.
Asi, todo edificio debía, de un modo u otro, contener referencias, remitirse a algo. Las referencias eran arquitectónicas, funcionales, contextuales o por completo ajenas a la disciplina.
Arquitectos y críticos se afanaban el despliegue y el desciframiento de símbolos.
La alusión al contexto legitimaba una obra. Un edificio debía encajar en su contexto.
La sensibilidad hacia el contexto y la asimilación de elementos del entorno configuran el derecho de un edificio a existir.
Esta postura derivaba del concepto del genius loci de Norberg Schulz. Cada lugar presenta su carácter específico, de acuerdo con su situación, geográfica e histórica.
Los arquitectos se dedican a revelar el espíritu del lugar buscando rasgos escondidos del emplazamiento e historia.
Extrañas formas resultan de ello como las “excavaciones artificiales” de Peter Eisenman .
Las asociaciones libres de Daniel Libeskind entre contexto y localización resultan en una suerte de delirio intelectual en que todo parece estar relacionado con todo. Parodia de pseudoprofundidad que afectó a la arquitectura desde la apoteosis del posmoderno.
“Moralmente” estaba bien el respeto por lo existente. Lo contrario, si se demolía.
Rossi asignó al entorno arquitectónico el papel de aide momoire personal y colectiva en el concepto de que todos tenemos una ciudad análoga imaginaria viculada a recuerdos individuales.
La posmodernidad encontró en la historia una fuente sin límites y repertorio inagotable de formas, tipos y estilos reciclables de cualquier manera.
El pasado era el punto de partida para crear algo nuevo.
El posmodernismo realizó alusiones ajenas a la arquitectura desde el fácil simbolismo figurativo de Las Vegas, los bares de carretera, las obras de Disney asi como referencias científicas y filosóficas.
La teoría lenguaje de Chomsky influenció las obras laberínticas de Peter Eisenman, hallando cobertura en la historiografía arquitectónica, aunque su utilidad no haya hallado igual acogida.
Muchos arquitectos buscaban la justificación filosófica de sus obras, adoptando un estilo de argumentación análogo. Lo que sería bueno para la filosofía tenia que serlo para la arquitectura.
La filosofía posmoderna realizó variados intentos de desmantelar la mentalidad moderna. La creencia en el progreso y los metadiscursos dieron paso al relativismo y la equivalencia. Los grandes discursos modernos se habían consumido o quedado obsoletos.
Los arquitectos tenían la misma actitud contra el modernismo y empezaron a trabajar junto a los filósofos, como Eisenman y Derrida.
Jacques Derrida, Jean Baudillard, Gilles Deleuze y Francois Lyotard se convirtieron en lectura vital para los arquitectos.
La arquitectura se benefició poco de ello. Se interpretó literalmente las propuestas filosóficas. El deconstructivismo llevó al climax esta situación.
La filosofía deconstructivista de Derrida se convirtió en un pseudo-caos de ángulos oblicuos, y la metáfora de Deleuze relativa al pliegue se tradujo en paredes y pavimentos doblados.
Deconstructivismo y posmodernismo tienen mucho en común. El primero no es sino el reverso manierista de las nociones posmodernas de lugar, identidad y significado. Se las enfoca de otro modo, pero son fundamentales.
El deconstructivismo descansa sobre el pedestal del significado simbólico a la vez que la forma arquitectónica se concibe como metafórica.
La única diferencia entre ambos es que el posmodernismo se ha legitimado como un estilo aceptable, mientras que el deconstructivismo se ha desenvuelto sólo en el ámbito de publicaciones o escasos encargos procedentes del mundo de la cultura.
El deconstructivismo se convirtió en un juego de facultades geométricas para los arquitectos del mismo modo que el manierismo, que sucedió al renacimiento, constituía un juego practicado con los mecanismos de la arquitectura clásica.
En el deconstructivismo, la importancia de aspectos como la importancia social, funcional y demás consideraciones pragmáticas son barridos como tediosos requisitos que agarrotan la libre expresión del individuo.
El posmodernismo atraía al ciudadano común, era populista. El deconstructivismo es un movimiento para entendidos.
El trabajo de los arquitectos posmodernos es altamente autobiográfico. Manejan los medios y se preocupan cada vez mas por el merchandising.
Las ciudades se entretuvieron en un juego de ricos: tener edificios de los más renombrados arquitectos. Alvaro Siza, Ricardo Bofia, Richard Meier, Rob Krier, Michael Graves, Cesar Pelli, Henry Ciriani, Mario Botta, Frank Gehry, Aldo Rossi están en todo el mundo.
La huella personal se convirtió en un recurso de venta sin parangón. La sensibilidad hacia el lugar, contexto o idiosincrasia se relegó a un segundo plano. El posmodernismo se convirtió en un estilo internacional, habiendo sido justamente su crítica a la supuesta uniformidad internacional del movimiento moderno, lo que les dio origen.
El movimiento moderno está ganando una considerable
reconsideración a pesar de las críticas sin contemplaciones que se le
hicieran durante décadas.
Si los años 50 y 60 eran de modernización e internacionalización,
los 90 son su apoteosis, debido a los avances en comunicaciones,
transporte y electrónica.
El funcionalismo ya fue descrito por Gropius en 1925
como una arquitectura
internacional.
En 1932 Alberto Sartoris demostró que el estilo
internacional se había hecho
universal.. La arquitectura moderna había originado un módulo
internacional de edificación.
Los arquitectos de la modernidad
construían fuera de sus fronteras. Mies Van der Rohe, Gropius,
Breuer, Skidmore, Owings & Merril liderizaron una práctica arquitectónica
internacional.
Los hoteles fueron en ejemplo de aplicación del
estilo internacional.
La presencia de
edificios virtualmente idénticos en todos los continentes sugería que las diferencias entre
los países del primer, segundo y tercer mundo decrecían y que la
prosperidad estaba a la vuelta de la esquina para todos y que todo ocurría
simultáneamente en todo el planeta.
Parecía que había una única y misma comunidad global, basada en la esperanza de una paz duradera después de la segunda guerra.
La arquitectura similar se da en edificios de oficinas y de vivienda como en salas de exposiciones, iglesias y estadios.
En esta arquitectura, la sensación inmediata de forma, espacio y luz, de transparencia y liviandad es más importante que la comunicación de un mensaje.
La autonomía en relación con la ciudad y el paisaje eran un rasgo esencial del movimiento moderno. Rechazaban el mimetismo y buscaban que sus edificios se destacaran por si solos ante el entorno.
La máxima concesión que estaban dispuestos a hacer al entorno era la de una cierta neutralidad.
Durante el periodo posmoderno, la neutralidad minimalista fue criticada por su supuesta falta de significación. Olvidando su capacidad mediante la abstracción total de evocar un silencio ensordecedor.
El minimalismo actual es más puro que nunca gracias a las mejoras tecnológicas y de materiales.
Este grado de pureza se halla en la arquitectura de gente como Tadao Ando, Wiel Arets, Jhon Pawson como en la caja de cristal habitual de hoy dia mas abstracta que nunca.
La abstracción se erige en contraste con la extravagancia posmoderna y con la complejidad deconstructivista.
La simplicidad no es estrictamente una reacción contra el exceso visual sino como una actitud en que la arquitectura se concibe menos como significante y llena de simbología y más como un objeto neutral.
En 1988, en una exposición en Nueva York (MoMA), se lanza el deconstructivismo como la última tendencia arquitectónica. Estaba destinado a una vida breve, comenzando porque los mismos arquitectos de dicha exposición no deseaban ser catalogados en el deconstructivismo.
Hoy la arquitectura deconstructivista es escasa y la popularidad del gurú del deconstructivismo el filósofo francés Jacques Derrida esta en proceso de popularidad menguante.
Una exposición , de Light Construction de Terence Riley (1995, MoMAC) y tres libros, Architettura en superficie de Daniela Colafranchesci (1995), Monolithic Architecture de Rodolfo Machado (1996) y Less is More: Minimalismo en Arquitectura de Vittorio Savi y Joseph Ma. Montaner (1996) tienen muchas coincidencias.
Light Construction recorre la ligereza y transparencia de la arquitectura contemporánea. En abierto contraste con la posmodernidad y el deconstructivismo, hay una notable despreocupación y antipatía por las consideraciones formales.
El libro de Daniela Colafranchesci está dedicado a las nuevas fachadas suaves, transparentes y tralúcidas.
El libro de Machado se refiere la nueva tendencia de edificios que parecían ser hechos de una sola pieza, enormemente elocuentes con medios muy limitados. Imponentes estructuras sólidas o construcciones ligeras y transparentes.
Vitorio Savi y Joseph Montaner se centran en una arquitectura abstracta que no hace referencia a nada fuera de la propia arquitectura, a la vez que dedica gran atención a la reducción formal.
Los libros mencionados se refieren a obras de Jean Nouvel, Dominique Perrault,Philippe Starck, Rem Koolhaas, Toyo Ito y Herzog & De.
Los cuatro se refieren al mismo fenómeno arquitectónico que podemos denominar supermodernismo.
Se caracteriza por la sensibilidad hacia lo neutral, indefinido, implícito, surge como respuesta al posmodernismo y más allá como resultado de un cúmulo de fenómenos conocido como “globalización”.
Las comunicaciones y la creciente movilidad han afectado la arquitectura y el urbanismo en la medida en que cambian nuestra experiencia del tiempo y el espacio.
La emergencia de redes mundiales en un efímero ciberespacio ha cambiado nuestra percepción del mundo.
Sin embargo este mundo en expansión, es percibido más carente de significado. Visitas fugaces no constituyen “lugares”.
Esta experiencia de falta de significado es analizada por Marc Auge, quien dice que una proporción creciente de espacio carece de significado porque nadie siente ningún apego por el.
La condición supermoderna es caracterizada por : a)abundancia de espacio, b) abundancia de signos y c) abundancia de individualización..
“No lugares” son aquellos sitios por los cuales nadie siente ningún apego particular y que no funcionan de puntos de encuentro a la manera tradicional.
El mundo está conformado cada vez más por los “no lugares” vinculados especialmente por el transporte y el consumo. Y son idénticos en todas partes.
Estos “no lugares” son señales manifiestas de la era de la globalización.
Sobre La globalización se ha dicho a) Cuestionando su existencia, preguntar sino se trata en el sentido clásico marxista, de una ideología, b) que es un fenómeno antiguo que hoy tiene más prominencia en nuestra mente, se discuten sobre sus efectos, sobre si es una condición o una consecuencia de los procesos de modernización y si sus efectos son homogéneos o heterogéneos, c) se percibe que la globalización sirve para enfatizar lo específico, local y genuino, d) que los efectos de la globalización cristalizan en un área híbrida, mestiza, que conduce al sincretismo multicultural.
Estos efectos contradictorios se hallan en el entorno arquitectónico.
Los argumentos más sólidos se dirigen a favorecer la característica de una homogeneidad. Cadenas de negocios, restaurants de comida rápida, anuncios de marcas en todo el mundo, son manifestaciones homogéneas de esta condición.
Hay otros indicios. Las ciudades y aglomeraciones urbanas han desarrollado perfiles similares en todo el mundo.
La arquitectura explotada para estos fines asume cierto grado de inexpresividad. La jet set arquitectónica hace sus obras fuera de sus fronteras.
Según Rem Koolhas: “Además de Florida, en Japón existe un ´Planeta Michael Graves´ entero: mas de 40 proyectos ...mecanismos miméticos para una cultura ajena a las fuentes iniciales...Roma importada a Japón via Nueva Jersey, el derrumbamiento literal del tiempo y el espacio”.
Todo parece suceder en todas partes y simultáneamente. El mismo edificio, con pocos ajustes, puede erigirse en cualquier parte.
La constatación de que todo puede construirse en cualquier lugar mina el principio posmodernista de que la arquitectura debe mantener siempre una relación única y auténtica con el contexto.
Lo que la posmodernidad a menudo ofrecía era sólo una historización ornamental, con una identidad artificial. (Piazza d´Italia de Charles Moore, los complejos de Ricardo Bofia en las villes nouvelles de Paris, u otros).
Los ejemplos de: a) Celebration la ciudad jardín que Disney Construye en Florida, con las mejores características del suburbio americano; b) el Citywalk parque temático de los estudios Universal de Los Angeles en que todas las atracciones de la ciudad se congregan en un mismo emplazamiento; c) con el mismo método de compresión, en las Vegas el Hotel Casino New Yok, donde el Empire State, el Chrysler y otros famosos edificios y estructuras han sido colodados a escala 1:3 uno junto al otro; d)en la misma ciudad, el cubrimiento de Freemos Street la ha convertido en una sucesión de casinos en el seno de una sola unidad espacial cada cual con sus propias características, plantean la cuestion de qué se considera o no arquitectura en el panorama actual.
Todos dichos ejemplos pecan contra otro dogma del posmodernismo: la sensibilidad hacia el contexto. Podrían construirse en otra parte.
Estos lugares están surgiendo por todas partes, convirtiendo a las ciudades y aáreas urbanizadas en mundos autónomos que poco tienen que ver con su entorno.
En ningún otro ámbito se da de manera más acentuada este proceso de formación de lugares como en la arquitectura de los aeropuertos. Con gran cantidad de funciones asociadas y no asociadas al transporte, con impacto económico y comercial, un concentrado de lo hiperlocal y lo hiperglobal. (hiperglobal porque se puede adquirir lo que no hay en la ciudad, hiperlocal porque ciertas cosas sólo puedes adquirirlas allí)
Representan en los años 90, lo que fueron los museos en los 80´s: el foro donde convergen los temas de actualidad.
El museo, depositario de objetos significantes, era el espacio para exponer los valores de la posmodernidad.
Gracias a la eclosión de encargos de este tipo, también fue una fuente de innovación arquitectónica.
Hans
Hollein: museo
de Monchengladbach, Stirling:
Staatsgalerie, Libeskind: Museo Judio, Josef Kleihues: Museum
of Contemporay Art (Chicago), Gehry: Guggenheim en Bilbao.
El aeropuerto es un modelo del tipo de existencia que se asocia hoy día con la globalización. “Los pasillos son ágoras de la ciudad futura, zonas sin tiempo donde los relojes muestran las horas de todo el mundo, un atlas de llegadas y destinos donde por unos instantes nos convertimos en auténticos ciudadanos del mundo”.(G. Ballard)
Son catalizadores modernos de la urbanización, tan lógico como en otros tiempos la aparición de asentamientos humanos allí donde convergían dos caminos.
Este hecho se acompaña por un declive de la ciudad como corazón de la vida urbana. La ciudad se ve como un área interminablemente urbanizada sin forma coherente, ni estructura jerárquica, centro ni unidad: una heterópolis, donde la arquitectura puede caracterizarse por una falta de signos distintivos, por su neutralidad.
La arquitectura de los 90´s no se apega al contexto ni intenta expresar el propósito del edificio mediante convenciones tipológicas o convenciones simbólicas. Estos edificios podrían albergar cualquier cosa.
La neutralidad puede percibirse como una reacción al posmodernismo y al deconsructivismo de proyectarlo todo.
Los objetos se bastan a si mismos sin necesidad de procurar significados específicos. Se concibe más como un medio vacio.
La caja neutral, ideal del movimiento moderno vuelve a estar de moda. La neutralidad se enfatiza, a veces, mediante fino acabado de cristal para evocar un sentimiento de inconsistente superficialidad.
Esto no significa que sean anónimos. El uso cuidadoso de materiales y detalles otorgan a esta arquitectura un refinamiento estético comparable a la obra de Mies Van der Rohe.
Se prioriza la experiencia directa, la experiencia sensorial del espacio, de los materiales y de la luz.
Textos inscritos efímeros o permanentes se añaden como la etiqueta a una sopa de lata. Adición a una forma intrínsecamente inexpresiva.
Estímulos fuertes para despertar los sentidos no solo a través de la transparencia y suavidad del cristal, sino también en el poderio táctil de volúmenes esculturales. Esculturas monolíticas como la otra cara de las cajas transparentes.
Propuestas de alta tecnología plantean transparencia e indefinición. OMA: Terminal de transbordadores de Zeebrugge, Jean Nouvel: tour sans fins en La Defense. La tecnología del cristal y adhesivos parecen hacer posible hoy el ideal de modernismo de arquitectura totalmente transparente.
Los 90´s muestran la emergencia de un movimiento sucesor del posmodernismo y deconstructivismo a partir de la revalorización de la arquitectura moderna de los 50´s y 60´s.
Si para el posmodernismo el simbolismo era necesario para los mensajes simbólicos, para el deconstructivismo lo era como base de las metáforas no arquitectónicas.
La arquitectura reciente persigue una arquitectura sin metáforas o símbolos, lo que no significa que no exista significado. Este se manifiesta por la propia apariencia de la arquitectura y en como se experimenta.
Se dá más importancia a las sensaciones visuales, espaciales y táctiles.
Las tendencia compulsiva a hacer arquitectura “profunda” se ha reemplazado por el realismo, aceptación de las cosas tal como son.
La arquitectura está al servicio de la modernización de los procesos de globalización.
Se consideran como positivas cosas que antes eran negativas como la heterogeneidad, el cambio excesivo, el desorden y la incongruencia.
Es cuestión de tiempo para que todos esos factores abran paso a un nuevo marco de referencia, con la suficiente sutileza para funcionar como un sistema válido por sí mismo, como el enfoque posmoderno orientado ahacia la representación simbólica.
El nuevo marco de referencia no estará dictado por lo único, auténtico o específico, sino por lo universal.